Los EM son una biotecnología totalmente ecológica, ya que no se contempla la manipulación genética en sus parámetros. Solo trabaja con seres microbianos que existan de por si en la naturaleza y cuya actividad resulte de especial beneficio para la salud de la tierra y los seres vivos. No solo son totalmente inocuos e inofensivos (tanto en su producción, manipulación, aplicación y eliminación) sino enormemente beneficiosos en cada uno de esos pasos: la gente que los manipula gana en salud y en su eliminación están generando antioxidantes mientras se encuentren con cualquier sustancia tóxica que les sirvan de alimento. Es la especial combinación de hasta 80 familias de bacterias, hongos y levaduras las que consiguen este milagro de la biotecnología. Cualquiera de ellos por sí solos no tienen ningún efecto reparador de los desequilibrios en los ecosistemas. Pero si se juntan operan el resultado de limpiar cualquier sustancia tóxica que se encuentren y convertir sus desechos en antioxidantes beneficiosos para el medio ambiente exterior o interior de los seres vivos.
Este es un vector que puede solucionar innumerables problemas y retos que tiene nuestra sociedad planteados, en el intento de hacerla sostenible en la Tierra que habitamos: la contaminación de los acuíferos, la deforestación y desertización (pérdida de suelo fértil), la limpieza de las aguas (ríos, mares, piscinas, depuradoras…), la eliminación de herbicidas y pesticidas de los cultivos industriales, la supresión de los abonos químicos agrícolas, la limpieza de las granjas de animales y de sus deshechos, la mejora de la salud de animales y humanos…incluso la eliminación de la radiactividad en el suelo, tal y como en estos momentos se está experimentando en la Zona Zero de la Central Nuclear de Fukushima.
Es tal el alcance revolucionario de esta biotecnología que hasta ahora no ha podido desarrollarse por la gran cantidad de intereses materiales que se verían afectados. Lo resume muy bien el padre de los EM, Teuro Higa en su libro “Una revolución para Salvar la Tierra”:
“Lo que yo quiero realmente es conseguir un producto que sea de libre disposición para todo el mundo y no solamente para los ricos…He sido advertido que podría costarme la vida si creaba una situación en la que los EM llegaran a ser demasiado populares y se expandieran muy rápidamente…Ciertamente en el campo agrícola la utilización de EM podría significar un final más o menos próximo de los fertilizantes químicos convencionales…Cuando se trata del aspecto médico de los EM, su aplicación podría significar una reducción muy significativa en el número de pacientes. Esto crearía evidentemente graves dificultades financieras al sistema químico-farmacéutico.”